Con seguridad has tenido algún compañero de trabajo al que parece que los problemas no le afectan, llega con una sonrisa y buen humor todos los días, pese a haberse enfrentado a un sin fin de experiencias estresantes como el tránsito, agresiones de otros conductores, transporte público ineficaz y sucio, ruido, contaminación, etc.
Un empleado feliz y satisfecho no es precisamente común. Sin embargo te sorprendería lo que puedes lograr con el simple hecho de cambiar tu actitud. La perspectiva con la que vemos los problemas que se nos presentan a diario es la que nos dará la pauta para tratar de resolverlos con mayor oportunidad de éxito.
La tendencia actual de las empresas vanguardistas, es lograr el bienestar de sus empleados, porque están completamente seguros de que así lograrán cumplir sus objetivos, incrementar el compromiso y aumentar la productividad; y no como se pensaba antes, presionando al empleado. Los estudios demuestran que los trabajadores son más felices si tienen un sueldo justo y acceso a servicios de salud, pues disfrutan de mayor seguridad en el empleo y por lo tanto, existen menos probabilidades de ausentarse por enfermedad.
De acuerdo a nuestra experiencia y a las encuestas que hemos realizado en Human Happy a trabajadores de varias empresas, te doy las siguientes sugerencias para ser un empleado feliz.
Piensa positivo
No son los eventos o las situaciones los que ocasionan el daño; es la manera en la que tú respondes. De manera más precisa, es lo que sientes respecto a dichos eventos lo que determina si te estresas o no. Tanto las emociones como los sentimientos tienen un fuerte impacto en tu cuerpo.
Emociones como la frustración, la inseguridad y la depresión son estresantes e inhiben una salud óptima. Las emociones positivas promueven la salud, el buen desempeño y el bienestar. Cuando aprendes a cambiar de manera voluntaria e intencional hacia una emoción positiva, el ritmo de tu corazón cambia de manera inmediata.
Medita
La meditación disipa el estrés y aumenta la lucidez. Diversos estudios han demostrado que su práctica constante genera efectos positivos, no solo en tu calidad de vida, sino también fisiológicos y biológicos, como el fortalecimiento del sistema inmune y la reducción de la presión arterial.
Si del cielo te caen limones, haz limonada
Aprovecha las experiencias buenas y malas. Toma las buenas y no las descuides. Las malas son oportunidades de aprendizaje, no pierdas el tiempo siendo negativo y culpando a los demás, analiza la situación y toma lo mejor.
Ama tu trabajo
Renueva tu pensamiento acerca de tu trabajo. En lugar de verlo como algo que te impide tener tiempo libre, velo como una posibilidad para dar algo positivo a tu comunidad. De esta manera te sentirás más satisfecho y motivado. Sin embargo, recuerda siempre ir en busca del equilibrio entre tu bienestar laboral y tu vida cotidiana.
Mide tus problemas
Los problemas siempre existirán, pero de ti depende darles la dimensión adecuada. Muchas veces nos alarmamos más de la cuenta, si tu problema no tiene solución, emplea tus energías en superarlo, no en darle vueltas. Si tiene solución, comienza a trabajar en ella; recuerda que la mejor forma de solucionar un problema es manteniendo la calma.
Di no a la frustración
¿No lograste tus metas? Tranquilo, sólo hay que replantearlas pues quizá no estás siendo realista. Ponte metas a corto plazo, es mejor dar pasos pequeños pero seguros. Comienza identificando tus capacidades y los aspectos del trabajo que puedas controlar. Por último, haz una planeación más detallada de tus procesos.
Escápate
Cuando sientes que no estás laborando de manera eficaz, no te concentras o no logras resolver un problema, escápate. Seguramente, el bloqueo se debe al estrés y mientras más te presiones, menos podrás salir adelante. Haz algo completamente ajeno al trabajo, salte de la oficina y da un paseo por un parque, ve un video divertido, escucha una canción, haz ejercicio, cualquier cosa, pero escápate. Retornarás al trabajo renovado y energetizado.
Déjate consentir
Si estás agobiado y alguien te ofrece ayuda, acéptala. Si te sientes triste busca personas que te alegren, si necesitas apoyo moral apóyate en tu familia y amigos. Si has recibido apoyo, también agradece dándolo cuando ellos lo necesiten.
No hay recetas para la felicidad pero sí hay caminos que te pueden ayudar a lograrla. Ser feliz también es cosa de voluntad, así que empieza por querer serlo.
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